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El yacimiento Amposta es una mole de roca caliza, porosa, situada a 1.750 metros bajo el lecho marino al sur del delta del Ebro y a 22 kilómetros mar adentro desde Vinaròs (Castellón). Durante millones de años, una gruesa capa de sedimentos arcillosos resguardó la formación geológica y así, gracias a la presión y el paso del tiempo, en las cavidades se fue formando un auténtico tesoro: petróleo. El yacimiento tiene cinco kilómetros de longitud, dos de anchura y unos 300 metros de altura.
La empresa anglo-holandesa Shell
lo descubrió en 1973. Luego, en los años posteriores, el consorcio Shell-
Camps extrajo de esas entrañas 56 millones de barriles, con una producción diaria que llegó a alcanzar los 40.000 barriles, hasta que el yacimiento empezó a agostarse y se abandonó. Ahora, la misma estructura que antaño guardó petróleo pesado, del que quedan aún restos atrapados por la presión del agua y la roca, podría albergar 1.900 millones de metros cúbicos de gas natural.
Ese es el volumen que puede inyectar en su interior la empresa canadiense Escal UGS, promotora del proyecto Castor. El depósito será el cuarto almacén de gas subterráneo de España después de los de Serrablo (Huesca), Gaviota (Vizcaya, también bajo el mar), que operan desde 1989 y 1993, respectivamente, y Yela (Guadalajara), actualmente en construcción. Los cuatro proyectos son el resultado de la reconversión de dos pozos agotados de gas, un acuífero y un viejo yacimiento petrolífero. Los usos del subsuelo, en definitiva, también pasan por el reciclaje: en vez de colocar los depósitos en superficie, se llevan bajo tierra.
INVESTIGACIÓN SÍSMICA / La firma canadiense, que espera iniciar las obras en primavera, consideró viable el proyecto Castor después de comprobarlo mediante numerosos estudios geológicos. «Esas rocas han mantenido estanco petróleo durante millones de años sin escapes y tenemos la garantía de que ocurrirá igual con el gas», explica Recaredo del Potro, presidente de Escal UGS. En el año 2005, la empresa completó una campaña de investigación sísmica sobre una superficie de 140 kilómetros cuadrados en el área donde se encuentra la formación que permitió definir su morfología y la distribución de las áreas porosas por donde se moverá el gas. Comprobó también su integridad y la estanquidad de los sedimentos arcillosos que sellan la cavidad con una capa impermeable de 1.700 metros de grosor.
La empresa está dispuesta ya a iniciar en primavera los trabajos in situ con el objetivo de tener la instalación disponible en el año 2012. Escal UGS requerirá de dos años para inyectar dos terceras partes del gas en el depósito. «El gas desplazará el agua que actualmente llena la cavidad –explica Del Potro–. Un almacén normal podría tardar entre 10 y 12 años en llenarse, pero el proceso será aquí muy rápido por la capacidad de absorción de la roca».
CONEXIÓN CON LA PLATAFORMA / Ocho pozos, a través de los que se inyectará y se extraerá el gas, comunicarán el yacimiento con una plataforma marina de procesamiento en la superficie. A ellos se sumarán cuatro pozos adicionales para controlar en todo momento el funcionamiento del almacenamiento. Los pozos serán revestidos con tuberas concéntricas de acero y dispondrán además de dos sistemas redundantes de cierre, uno en superficie y otro bajo el fondo marino, que asegurarán el aislamiento inmediato del yacimiento en caso de necesidad. La plataforma marina quedará unida a otra plataforma terrestre a través de un gasoducto de 30 kilómetros de longitud y 80 centímetros de diámetro enterrado tanto en su tramo en el mar (22 kilómetros) como en tierra.
Así, el almacén estará conectado al sistema gasista español a través del gaseoducto Tivissa-Paterna, y podrá recibir el suministro procedente de cualquiera de los puntos de entrada de gas a España. Estos son los dos gasoductos internacionales que conectan la península Ibérica con Argelia y Francia, por los que se importa aproximadamente un tercio del consumo anual, y las siete plantas de regasificación, que reciben gas licuado transportado por buques metaneros y lo pasan a estado gaseoso.
El objetivo del proyecto Castor, que supone una inversión de 1.300 millones de euros, es garantizar la estabilidad del abastecimiento a los consumidores ante cualquier situación de crisis.